10 Cosas Que Hacer Cuando Todavía Eres Estudiante
Vida universitaria en pocas palabras: conferencias, apuntes, trabajos, exámenes, presentaciones y más exámenes, todo ello regado con infinitas tazas de café. Aunque estás probablemente hasta arriba de técnicas para aumentar tu productividad, estrategias de estudio y consejos para conservar tu energía, ¿has pensado en lo que sucede cuando llega el día de la graduación? ¿Cómo te gustaría sentirte cuando lances tu birrete al aire? ¿Qué conocimientos te gustaría haber adquirido?
Toma ventaja con estas diez cosas que tienes que hacer antes de que se acaben tus días de estudiante. Domínalas y estarás más que preparado para la vida fuera de las paredes del campus.
1. Empieza a limitar la autocrítica negativa
A veces, podemos ser nuestros peores enemigos. Uno pensaría que querríamos lo mejor para nosotros mismos, pero, por desgracia, esa pequeña vocecilla en nuestra cabeza es persistente. «La fastidiaste de nuevo», «¿Por qué iban a darte ese puesto?». «Vas a suspender», y así sucesivamente. Aprender a callar esa voz –tu autocrítica negativa–, lleva toda la vida. Da tu primer paso haciendo un ejercicio muy sencillo: cuando notes un pensamiento negativo (acerca de no haberlo hecho tan bien como pensabas que lo habrías hecho en un examen, no conseguir las prácticas que querías realmente), admítelo, acéptalo y déjalo ir. Visualiza el pensamiento mientras desaparece, explotando como un globo o guardado bajo llave en una caja. Con la práctica, esa autocrítica negativa disminuirá y tendrás una actitud más segura y positiva ante la vida en general.
2. Di «SÍ» a las oportunidades
Noticia de última hora: el mundo no se limita a tu país, ciudad o barrio. Por suerte para ti, es mucho más complejo e interesante. Cultivar la curiosidad por otras culturas es, quizás, la cosa más importante que puedas hacer para conocer nuestro mundo. ¿Hay alguna película francesa o festival de comida asiática este fin de semana? Echa un vistazo. ¿Dan clases de capoeira o danza africana cerca de tu casa? Apúntate con un amigo. Solo pueden salir cosas buenas de estas nuevas experiencias.
3. No te cierres
Haciendo eso… es fácil seguir por el camino de decir «No me gusta…» o «No se me da bien…». Pero, ¿sabes qué? Eres un trabajo en curso. Puede que te gustára el ajedrez o la comida vietnamita. Puede que fueses muy bueno en una clase de kick-boxing o como tutor a tiempo parcial. Cualquiera que sea la situación, empieza a ignorar la voz de tu mente que te dice «ni hablar». En su lugar, dale una oportunidad al «lo intentaré».
4. Asume la responsabilidad de tus errores
Culpar a los demás es fácil. Pero, ¿es efectivo? Después de señalar con el dedo a otro, te sientes mejor a corto plazo. Pero espera un tiempo y verás que culpar constantemente a los demás es inmaduro. ¿Has suspendido un examen? No fue culpa del ruidoso de tu compañero de piso: la próxima vez, vete a estudiar a una biblioteca o a una cafetería tranquila. ¿Has herido los sentimientos de un amigo? No ignores la situación: invítale a un café y pide disculpas. Pero también ten cuidado con la tendencia a regodearte en esos pensamientos y no dejes que se convierta en el tipo de autocrítica negativa que hemos comentado: admítelo, decide hacerlo mejor la próxima vez y, después, déjalo ir.
5. Haz una lista de deseos
¿Qué te gustaría ver y experimentar en tu vida? ¿Qué tal estudiar en el extranjero? ¿Viajar por Australia, Canadá o Brasil? ¿Aprender otro idioma? ¿Tomarte un año sabático para enseñar inglés, buceo, o trabajar cuidando niños? Pon estas ideas que hay en tu cabeza sobre el papel. Las listas de deseos son una gran forma de visualizar todas las posibilidades que te esperan. Recuerda, hay mucha vida que vivir después de la graduación. Mucha.
6. Aprende a depender menos de tus padres
Aunque tus padres querrán probablemente ser tu escuadra de animadores y tu equipo de emergencias hasta que cumplas 70, parte del hecho de madurar es –suspiro– solucionar tus propios problemas cuando aparecen. Empieza a aprender a administrar tu dinero: paga primero tus facturas y guarda un poco cada mes para cubrir las emergencias. Si sigues viviendo en casa de tus padres, empieza a poner de tu parte haciendo tu propia colada, contribuyendo al alquiler (si estás trabajando), y ofrécete para cocinar un par de noches a la semana (¡la oportunidad perfecta para practicar tus habilidades culinarias!).
7. Aprende a cocinar
Aprender a cocinar una comida estupenda para ti mismo es el pistoletazo para tu independencia. Olvídate de cocinar cosas complicadas y de la cocina gourmet: hay platos saludables y sabrosos tan fáciles de cocinar como el pollo frito con verduras, la tortilla, pasta cocida o patatas asadas rellenas. Busca recetas rápidas de comida saludable en blogs de cocina o pide a tus padres y amigos algunas ideas. ¿Tu objetivo? Llegar al final de la semana sin tener que pedir un menú para llevar o depender de papá y mamá para una comida rápida. ¿El premio? Ser capaz de cocinar bien un plato es una forma infalible de impresionar a un potencial novio o novia.
8. Aprende un idioma extranjero
Las ventajas de ser bilingüe son numerosas: mejora de la memoria, más concentración y menos deterioro cognitivo, mejor sueldo…, por citar solo unas pocas. Además, imagínate el placer de pedir un café expreso en italiano o de reservar en Brasil un curso de buceo en portugués. Si te inquieta aprender un nuevo idioma, no te pongas como primer objetivo conseguir dominarlo. En vez de eso, lánzate a ello y vete a algunas clases, busca un compañero «tándem» para aprender el idioma, lee libros y revistas en ese idioma o apúntate a clases en línea por Skype. Lo mejor de todo, vete de intercambio a vivir al país donde se habla la lengua. La experiencia de vivir la vida diaria en ese nuevo lenguaje ayuda a consolidar el vocabulario y la gramática, y a utilizar la expresión correcta más rápido. Además, será más divertido.
(Si ya has dado pasos para aprender otro idioma, comprueba si estás en camino de dominar el idioma con este artículo.)
9. Aprende a conducir
Saber conducir es indispensable en el viaje hacia la independencia. Solo piensa en cuantas veces te vendrá bien saber conducir: una escapada de fin de semana con amigos, ayudar a tu hermano a mudarse, recoger la compra, llevar a un amigo al aeropuerto o compartir coche para ir del trabajo o a la escuela. Si no tienes pensado comprar un coche, no hay problema, simplemente recuerda que el tiempo gastado aprendiendo a conducir nunca es tiempo perdido.
10. Compra un boleto de avión (o dos)
¿Qué mejor forma hay de celebrar que has finalizado tus estudios universitarios que subiéndote a un avión con destino a algún lugar nuevo? ¿Tal vez quieras un [viaje barato](http://VIAJAR CON POCO DINERO: NUESTROS 9 MEJORES CONSEJOS) de mochilero por el sudeste de Asia? ¿Vivir y trabajar en Japón, Gran Bretaña o Australia? ¿Hacer el típico viaje con muchas paradas por Europa o un viaje de carretera por los Estados Unidos? Cualquiera que sea tu sueño, empieza a dar pasos hacia el mismo antes de la graduación. Echa un vistazo a ofertas de vuelos, infórmate sobre los visados y busca redes de asistencia si las necesitas. Pero no olvides el paso más importante: comprar tu billete de avión. Este pequeño paso lleva tu viaje soñado del «Iré algún día» al «Me voy la semana que viene».