Adiós Postales… ¡Hola emoticones!
Imagina una época en la que la gente se iba de viaje y no se sabía nada de ellos durante todo el tiempo que duraba su aventura: bienvenido a los viajes por el mundo durante el siglo XX (o XIX para el caso). Era una época en la que la gente llevaba más equipaje –cargando en las maletas guías de viaje, cámaras y libretas de direcciones y no tenía ningún contacto con las personas que se quedaban en casa (sí, ¡era el mundo antes de los teléfonos celulares!).
En aquellos días todo era un #latergram
En los días de antes, ibas a despedir a tus amigos al aeropuerto. Después, dependiendo de los diferentes servicios postales del mundo, recibías una postal (a menudo una o dos semanas más tarde, ¡ah, las alegrías del servicio de correo!). Un poco más tarde, una vez que se revelaban un montón de rollos de película (sí, ¡se revelaban!), te reunías con tus amigos y veías un buen rato tus fotos de momentos de sus vacaciones. Algunas veces, las personas grababan sus viajes con una cámara de vídeo gigante, te invitaban a comer algo y a ver proyecciones interminables de paseos en camello, ruinas y puestas de sol. En ese entonces, no tenías la opción de no prestar atención o de saltar a las partes buenas, como puedes hacer ahora con los vídeos en línea: veías un vídeo mientras el director/actor/productor de ese vídeo estaba mirándote mientras los veías a ellos en la pantalla.
Los viajeros de hoy en día están en un ciclo las 24 horas: viajar, fotografíar, compartir y repetir
Hoy en día todo el mundo puede ver nuestras vacaciones: fotografiamos el momento de hacer las maletas, hacemos check-in en el aeropuerto –tanto con la línea aérea como en las redes sociales– e incluso podemos tuitear en directo desde el vuelo, porque, a quién no le gusta navegar por encima de las nubes (¡para los pocos afortunados que vuelan en líneas aéreas con Wi-Fi en el avión!). Una vez que llegamos a nuestro destino, enviamos un mensaje rápido a nuestra madre y subimos a Instagram una foto de lo que estamos por comer antes de retransmitir en directo nuestro primer salto en paracaídas. Luego actualizamos nuestro Facebook con fotos de la preciosa playa, dejamos una crítica sobre el restaurante en el que hemos cenado y chateamos con nuestros amigos allá en casa. Antes de ir a la cama, reservamos en línea una clase de buceo y, si no podemos dormir por culpa del cambio de horario, hablamos por Skype con nuestro mejor amigo. Cuando volvemos de nuestro viaje, todo el mundo por lo general ya lo sabe todo y si no, simplemente les enviamos un enlace a un sitio web con todas las fotos…
Pero, ¿no está todo volviéndose un poco excesivo?
Los viajes de la vieja escuela consistían en que todo lo que no era parte del equipaje no era parte de las vacaciones: ojos que no ven, corazón que no siente. Hoy en día, nuestra vida no relacionada con las vacaciones está a solo un clic de distancia y nuestro teléfono nos acompaña constantemente. Las contraseñas de Wi-Fi , la recepción de internet y las tomas de corriente están siempre presentes en nuestra mente y a veces, son más importantes que las vistas desde la habitación de hotel. Vemos las cosas a través de una lente o, lo que es peor, las presenciamos a través de los ojos de otra persona, y podemos perdernos bonitas vistas, aventuras y experiencias mientras publicamos en línea.
La comunicación durante las vacaciones en el siglo XXI: Usar de forma responsable
Pero no me malinterpretes, tener un smartphone durante las vacaciones puede ser muy práctico, si se usa de forma responsable. Tienes todo lo que necesitas en tu teléfono: mapas, reservas y confirmaciones, para rematar con más hoteles, horarios, y opiniones o críticas de los que puedas manejar. Puedes leerlo todo sobre cualquier lugar, en un dispositivo que casi no pesa nada. La mayoría de los smartphones también sacan muy buenas fotos, por lo que no tienes que hacer sitio en tu equipaje para llevar una cámara. Como es tan fácil estar en contacto con la gente, viajar y estar en el extranjero por un largo período de tiempo se ha hecho también más fácil, no tenemos que estar lejos de nuestros seres queridos durante semanas. El truco de todo esto está en usar el teléfono como un medio para que las vacaciones sean más cómodas, no para estar constantemente conectados a nuestra vida no relacionada con las vacaciones y pasar más tiempo en línea que fuera de línea.
Muestra, no cuentes (¡Lo más importante son las fotos y los emoticones!)
Un truco para llevar tu smartphone durante las vacaciones consiste en reducir la cantidad de tiempo que pasamos en línea usando solamente algunas plataformas y centrándonos en las imágenes, después de todo, una imagen vale más que mil palabras (aquí tienes nuestros mejores consejos para hacer fotografía de viajes). Otra forma de llevar al siguiente nivel la idea de «muestra, no cuentes» es usar emoticones: la mejor manera de decir algo en el menor tiempo y posiblemente la solución perfecta para los viajeros. Los emoticones superan las barreras idiomáticas de forma perfecta, ahorran tiempo y por lo general son impresionantes. Por suerte para todos los exploradores, nuestros propios Travelmojis, disponibles tanto para Android como para iPhone, combinan perfectamente el viaje y la diversión haciendo muy fácil la comunicación.
Encontrar el justo equilibrio
Como todo en la vida –de estar de pie frente al bufet del hotel viendo todo lo que hay para comer a usar tu celular durante las vacaciones– todo consiste en encontrar la combinación adecuada y el equilibrio perfecto. Las vacaciones deberían ser un descanso relajante y rejuvenecedor de nuestras vidas, incluyendo nuestros hábitos con el teléfono. Después de todo, ¿quién viaja durante horas para hacer exactamente lo que podemos hacer en la parada del autobús estando en casa? El objetivo de explorar el mundo no debería ser triunfar en internet con publicaciones innumerables y estar constantemente en contacto. Para tener un viaje genial lo mejor es desconectar, ¡y ampliar esos horizontes fuera de línea!