Experiencia EF: Todo listo para el viaje, nada puede salir mal…
Son las 6 a.m y yo ya estoy lista con mi maleta, esperando a que me lleven al aeropuerto. Mi emoción por iniciar mi experiencia EF es tal que no pegué un ojo en toda la noche y lo único en lo que puedo pensar es en la Ciudad Eterna: Roma.
Llevaba meses planeando el viaje: estuve en clases de italiano para no irme sin saber nada y busqué en libros e internet lugares que podría visitar, desde los lugares más populares hasta los que no son muy conocidos. Tenía todo bajo control.
Llego al aeropuerto exactamente 4 horas antes de mi vuelo y me formo para documentar mi maleta. Una hora más tarde me avisan que por motivos externos a la aerolínea el vuelo fue cambiado para las 8pm. Trato de mantenerme positiva y regreso a casa.
Después de una larga espera, regreso al aeropuerto y mi emoción vuelve a tope. Tomo mi vuelo, y al llegar a Frankfurt noto que mi vuelo de conexión salía en unos minutos. Salgo disparada del avión y corro hacia migración pero hay mucha gente en la fila, supongo que mi vuelo a Roma se irá sin mi.
Ya estando en el mostrador de migración, se entretienen otro poco y al entrar a la sala de espera me avisan que me habían repuesto el vuelo a Roma pero debido a que me entretuve mucho en migración, también he perdido el vuelo de repuesto. Yo ya no sé si reír o llorar, pero después de poner la mejor cara, me anotan en otro vuelo. La sala es del otro lado del aeropuerto y solo tengo unos minutos para llegar, así que echo a correr una vez más.
Sudada, cansada, sin comer, aterrizo por fin en el aeropuerto de Roma a las 9pm y pienso que ya nada malo puede pasar…hasta que me avisan que mi maleta no está. Me subo al taxi y llego por fin con mi Host Family. El amor con el que me reciben cambia radicalmente mi día, se presentan, me dan de cenar, me prestan ropa y me explican que se harán cargo de que mi maleta llegue a salvo. Más tarde, caigo rendida en la cama.
Al día siguiente tengo mi primer día de clases, mi roomie me enseña cómo usar el transporte público y en cuáles paradas bajarme. Llego a la escuela, EF me recibe con el mismo cariño que mi Host Family y me cuentan que estuvieron al pendiente de mi llegada ya que después de todo, fue una gran aventura. Finalmente, mi maleta me esta esperando en mi recámara, así que por fin todo esta en orden.
Esta anécdota parece sacada de un mal chiste, pero es de las que cuentas entre risas sin importar cuántas veces lo hagas. Después de ese día me di cuenta que desde que pones tus pies en el aeropuerto, empieza tu experiencia EF. Y lo más importante: no por ser un día de mala suerte significa que haya sido un mal día, es algo por lo que debes pasar, e incluso días como estos son los que recuerdas con más nostalgia. Al ser uno de mis primeros viajes sola, puedo decir que esto me sirvió de experiencia y todo lo que vives en tu viaje, ya sea malo, bueno, triste o feliz, es una historia más que contar.
Es importante también, entender que por más que tengamos todo controlado, las cosas no siempre salen como lo planeado y que la improvisación o lo inesperado también puede ser mejor. Que no te de miedo que no todo te salga bien…así empiezan las mejores historias.