Por qué hacer amistad con un taxista cuando viajas
En agosto, se publicó un artículo en Buzzfeed acerca de Liam Murphy, un ingeniero de pruebas irlandés que durante un viaje de trabajo a los Emiratos Árabes Unidos decidió hacer una parada en boxes en un parque temático, el Ferrari World. De camino al lugar, descubrió que su taxista nunca había visitado el parque temático y lo invitó a pasar un día de emociones y viajes en la montaña rusa (¡qué tipo tan buena onda!).
Esto me recordó a todos los taxistas geniales que he conocido por todo el mundo y las cosas interesantes que supe de ellos, y me hizo pensar… ¿No son un recurso inestimable para cualquier viajero? ¿No deberíamos conocerlos mejor, más que como personas que nos cobran por llevarnos del punto A al punto B? Yo creo que sí, y estos son los motivos:
Conocen la ciudad
¿Has viajado alguna vez en uno de los taxis negros de Londres? Los taxistas de Londres son mundialmente famosos por tener un conocimiento casi enciclopédico de la ciudad, y tienen que estudiar de 2 a 4 años para pasar la prueba que les autoriza a conducir estos referentes londinenses. Conocen hasta el último rincón de esta inmensa ciudad, y saben tanto de ella que te ayudarán a orientarte y también a encontrar los mejores lugares para desayunar, comer, cenar y todo lo demás. Y hablando de eso…
**Conocen los mejores sitios
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En un reciente viaje a Lisboa me habían encomendado encontrar un buen sitio para salir por la noche y, como no tenía ni idea de a dónde ir, paré a un taxista, le pregunté por el mejor sitio para ir a bailar y me recomendó el Urban Beach. Durante el camino, nos habló de su vida (intercalando un montón de chistes) y cuando llegamos nos estábamos riendo tanto que nos duró el buen humor toda la noche. Todavía hoy hablamos de las cosas que nos contó. Por no mencionar que Urban Beach fue sin duda un lugar estupendo para nuestra última noche en Lisboa. Y nunca llegué a darle las gracias por ello.
**Conocen la política
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Estuve en Brasil en octubre de 2014 por trabajo, justo antes de las elecciones presidenciales. Había una diferencia muy ajustada entre Dilma y Aecio y, como yo había estudiado ciencias políticas, me interesaba mucho saber por quién iba a votar la gente de ahí y por qué. Debido a la gran cantidad de horas que pasé en atascos de tráfico (con mis amigos taxistas), pude entablar muchas conversaciones acerca de la situación política del momento, cosa que no solo me ayudó a entender mejor lo que estaba sucediendo en el país desde todas esas perspectivas diferentes, sino que también me ayudó a practicar y mejorar mi portugués.
**Conocen el idioma
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¡Lo que me lleva a mi último punto! Una de las mejores maneras de aprender un idioma es practicándolo y hablándolo en situaciones cotidianas con hablantes nativos (a veces también con no-nativos). Por eso, si estás en un país cuyo idioma no hablas, pero quieres aprenderlo y usarlo tan a menudo como sea posible, los taxistas son una buena compañía, porque suelen tener buena disposición para practicar contigo. Después de todo, ¡eso hace que el paseo sea más agradable para ambos!
La próxima vez que estés en un taxi, intenta entablar una conversación con el taxista. Sabrás mucho más sobre ellos a nivel personal y sobre el país en el que te encuentres; puede que además te aconsejen un buen restaurante o bar durante la conversación. Pero usa siempre el sentido común y el buen juicio, tal como lo harías en cualquier viaje; asegúrate de saber dónde estás, a dónde te llevan y que los amigos con los que te vayas a encontrar sepan dónde estás. Decir no a un taxista ansioso que quiere irse contigo de copas (o casarse contigo, sí, eso me ha pasado de verdad) puede ser incómodo, pero siempre es mejor prevenir que lamentar.