15 razones para visitar Rusia
Diverso, exótico, vasto y extravagante, Rusia es el país más grande del mundo. Con una población de más de 114 millones de habitantes, 1,156 años de historia y 11 husos horarios, la rica diversidad cultural y la enorme belleza natural que alberga Rusia no se encuentra en ningún otro lugar.
Desde los huskies que suben por las heladas montañas siberianas hasta los espectáculos de luz natural de la aurora boreal; desde las cúpula con forma de frambuesa de la Catedral de San Basilio hasta las obras de arte de la Galería Tretyakov, famosas en todo el mundo, hay una lista interminable de razones para visitar este espectacular país (pero no te preocupes, he reducido esta lista a solo 15 razones).
Metámonos de lleno en el tema como los rusos se sumergen en las piscinas heladas de los spas Banya.
1. Comprender el tamaño y la escala de lo que el país ofrece
Ya conoces los datos: 1,156 años de historia, 114 millones de personas, 11 zonas horarias. Es la magnitud de este país lo que lo convierte en el destino ideal para todo tipo de turistas.
Los más aventureros pueden dirigirse a las montañas y los lagos para practicar senderismo, esquí y deportes acuáticos, mientras que aquellos que buscan cultura y experiencias a nivel de suelo pueden explorar las 1.110 ciudades y pueblos repartidos por todo el país. Los turistas se quedan con la sensación de que siempre hay algo más que descubrir, y eso es lo que sustenta todas las demás razones de esta lista.
2. Desentrañar la complejidad de la cultura
Rusia está impregnada de historias que hay que descubrir. Al ser un país tan grande, cuenta con un trasfondo histórico impresionante, un gran contraste de culturas y un amplio pasado político. Desde las complejidades del Imperio Bizantino y el desarrollo de la Unión Soviética hasta las diferentes culturas de más de 100 grupos étnicos minoritarios identificados en Rusia, algunos de los cuales son pueblos indígenas con su propio código de vestimenta, tradiciones religiosas e incluso su propio idioma, hay mucho por conocer.
3. Admirar el esplendor arquitectónico
Las ciudades de Rusia cuentan con una arquitectura opulenta y un diseño único en cada rincón. En Moscú, la ciudad más antigua de Rusia, incluso las estaciones de metro de la ciudad son testimonio de la grandeza que se encuentra en los palacios del país, después de que Stalin hiciera que las estaciones de tren se diseñaran como si fueran los «Palacios del Pueblo». No olvides tomar el metro hasta la Plaza Roja, donde encontrarás la extravagante arquitectura del antiguo Imperio Ruso.
Por otro lado, San Petersburgo, la antigua capital, es considerada el epicentro cultural de Rusia. Allí encontrarás una vertiginosa mezcla de estilos: el Palacio Yelagin y el Palacio Mikhailovsky recuerdan la antigüedad, con columnas y estructuras neoclásicas; la Casa de los Soviéticos de San Petersburgo, por supuesto, ofrece a los transeúntes una imagen imponente de la arquitectura soviética; y el Palacio de Invierno, que fue en su tiempo el hogar de uno de los zares, es famoso por su fastuoso estilo barroco.
4. Caminar por la Plaza Roja de Moscú
Esta parte de Moscú merece una sección aparte (y no solo porque lo diga yo). Todas las principales carreteras del país y las calles de Moscú confluyen en los adoquines de este impresionante lugar. Después de ver las famosas cúpulas con forma de cebolla de la catedral de San Basilio y de pensar que has pisado accidentalmente un set de cine, es hora de visitar las atracciones de la plaza.
Desde este emplazamiento único, puedes visitar el Museo de Lenin y ver la momia más famosa del mundo, comprar en los grandes almacenes GUM admirando los tragaluces del techo, y hacer un recorrido por el complejo fortificado del Kremlin, que abarca cinco palacios, cuatro catedrales y las simbólicas Torres del Kremlin de ladrillo rojo. De hecho, puede que tengas que reservar uno o dos días para ver la Plaza Roja por completo.
5. Viajar en el tren transiberiano
¿Te has cansado de explorar todos esos palacios? Puedes ir más allá de los clásicos lugares turísticos y subirte al Transiberiano Express. Este pintoresco viaje en tren desde Moscú a Vladivostok tiene una longitud de 9.257 kilómetros, atraviesa las llanuras de Siberia y se detiene en algunos de los lugares más fascinantes de Rusia. La ruta se completa en 6 noches.
En invierno, verás el lago Baikal congelado, mientras que en verano podrás observar cómo brilla la luz del sol en sus inmensas aguas. Hay comida a bordo y wifi gratuito, aunque es probable que te distraigas demasiado con las vistas desde tu asiento como para ponerte a ver una película en Netflix. Y tendrás que dejar ese largo libro de Guerra y paz para otro momento (aunque más adelante hablaremos sobre la impresionante influencia literaria de Rusia).
6. Explorar los fascinantes paisajes a pie
Observar todos esos paisajes idílicos a través de la ventana del tren es incluso terapéutico, pero ¿y si los experimentas tú mismo? No te habrás perdido el lago Baikal en tu viaje a bordo del transiberiano (es el lago más grande del mundo) y la naturaleza que lo rodea es la parada perfecta para estirar las piernas, tanto si pretendes pasar aquí unas horas o incluso un par de días.
Si quieres subir más alto, dirígete al Monte Elbrús, uno de los destinos más populares de Rusia para hacer senderismo, debido a sus impresionantes vistas tanto en sus senderos para completos principiantes como para profesionales en busca de emociones fuertes.
7. Viaja en invierno y ve cómo se ilumina el cielo
Esta es una de esas cosas que debes hacer antes de morir. Sal fuera, a la naturaleza, y observa cómo el cielo estalla en colores con la Aurora Boreal. Este deslumbrante despliegue de luz natural es un fenómeno provocado por el viento solar y es la hermosa recompensa de la naturaleza para las interminables noches oscuras y el frío intenso del norte en el Círculo Polar Ártico. La península de Kola está considerada como uno de los lugares más accesibles para disfrutar de este espectáculo de la naturaleza.
8. Dejar que el tiempo pase admirando infinitas colecciones de arte
Todos los entusiastas del arte opinarán que el tiempo nunca es suficiente en Rusia. Visita la Galería de Arte Estatal Tretiakov en Moscú y observa más de 180.000 piezas de arte auténticamente ruso, que van desde el siglo XI hasta el siglo XX. En San Petersburgo, puedes devorar más de 3 millones de obras de arte y artefactos en el Museo Estatal del Hermitage y asegurarte de que ves la pintura más famosa de todas: El regreso del hijo pródigo de Rembrant.
9. Descubrir las ciudades medievales del Anillo de Oro
El Anillo de Oro es una famosa ruta turística a través de Rusia, que se abre paso a través de las principales ciudades medievales, las cuales permanecen prácticamente intactas a pesar de la modernidad y la industrialización. Adentrándote en esta antigua esfera de Rusia, encontrarás la historia espiritual de la Iglesia Ortodoxa, saborearás una cultura gastronómica tradicional y crearás artesanías antiguas.
10. Navegar por los laberintos fluviales de Rusia
Hay alrededor de 100.000 ríos en Rusia, que entran y salen de ciudades grandes y pequeñas. Navegar por estos ríos con un guía turístico es una de las mejores maneras de descubrir el país. Mientras admiras el paisaje, puedes sentarte y escuchar las antiguas fábulas e historias de cada lugar.
11. Relajarse en un Banya ruso (sauna)
Después de tanto explorar y descubrir, relájate como lo hacen los lugareños y date un baño en un spa ruso. Al ser una de las actividades recreativas más populares de Rusia, encontrarás un spa Banya en cualquier ciudad importante y podrás darte un baño de vapor tradicional o un tratamiento vigorizante de Paranie, que consiste en pasar ramas y eucalipto por el cuerpo para estimular la circulación y liberar la tensión.
12. Tomar el sol en Sochi
Puede que Rusia no sea tu primera opción si buscas un destino soleado, pero el centro turístico de Sochi es un lugar de veraneo muy popular para muchos rusos. Situada junto al Mar Negro, esta ciudad subtropical está repleta de palmeras que adornan sus calles. Aquí puedes descubrir los museos y la arquitectura rusa con el paisaje de los verdes bosques que rodean la ciudad y la cálida luz del sol.
13. Ir a lo clásico y disfrutar del ballet tradicional ruso
El ballet en Rusia es un motivo de orgullo nacional. Tiene mucho que ver con la historia del país, ya que durante siglos el ballet fue una forma de entretenimiento primordial para los nobles rusos.
Rusia es ahora la fuente de los bailarines de ballet más hábiles del mundo y se dice que tiene su propio estilo único. Hoy en día, el ballet no está reservado solo para la realeza. Reserva un asiento en el Teatro Bolshoi y experimenta una noche como ninguna otra.
14. Ver una obra de teatro ruso catártico
Conocida en todo el mundo por las famosas obras realistas de Antón Chéjov, la cultura rusa es tan seria en el teatro como en el ballet. Moscú es considerada una de las principales capitales teatrales del mundo y, a pesar de su relativamente corta historia en el contexto de la historia del teatro, cuenta actualmente con más de 70 teatros.
15. Leer detenidamente las obras de los grandes de la literatura
Cualquier amante de los libros disfrutará sin duda de una visita a la casa de algunos de los autores más famosos de la literatura rusa: Guerra y paz de León Tolstoi_, Almas muertas_ de Nikolay Gogol_, Crimen y castigo_ de Fiodor Dostoievski… por nombrar solo algunos.
Haz un recorrido literario por Rusia, visitando los museos de cada uno de estos autores. Hay incluso algunos recorridos a pie por San Petersburgo que se detienen en los lugares de interés de Crimen y castigo. Si necesitas un descanso, llévate un libro de poesía de Alexander Pushkin y lee La Tierra de Moscú en el lugar que lo inspiró.